LA TRISTEZA DE UN LLANTO
Que lastima me produce el amanecer, sin ilusión en el
horizonte, sin esperanza en el mañana; ver como entre las laderas de las montañas, se
te escapa la vida, sin haber logrado nada, todo lo que desde tu cuna, se presagiaba como
luz y esperanza, de un pueblo; un pueblo torturado, en la distancia de la
ignorancia, de aquellos que sin saber que sangra, ahondan aun mas en sus
llagas, de un lugar tan lejano de la
vida, como cercano a la resurrección, de una tierra que llora por los que por
ella caminan, sin preocuparse de que ella, por si misma, no es nada, y que si
no se respeta a la vida que desde ella nace, no se respeta nada, aguanta la
respiración cuando se ahonda en sus entrañas, entre las uñas de sus dedos se
clavan vigas de hormigón y en las partes mas sensibles de su cuerpo se
construyen ciudades, llenas de rencor, cargadas de odio, sus lagrimas apenas
fluyen ya por sus barrancos, la gélida melena cana cada vez es más escasa, el Teide Mencey entre
Menceyes, cada vez nos abastece menos de agua, es su castigo, es nuestra
venganza.
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